jueves, 10 de marzo de 2016
LO MÁS IMPORTANTE DEL MENSAJE de Jesús era el aspecto espiritual del reino de Dios. Para Jesús, los que gozarían del reino de Dios eran los pobres en espíritu: Estos son los que reconocen sus pecados y se humillan delante de Dios. Los que pertenecen a su reino son los perseguidos por causa de su justicia. Los que entran en el reino de Dios son los que hacen su voluntad. Los justos son los que brillarán en el reino de su Padre. Para entrar en el reino de Dios hay que ser como niños. El reino se les dará a los que produzcan frutos. Los que se arrepienten van delante. El arrepentimiento es un requisito para tener parte en él. Para entrar en el reino de Dios es necesario tener una justicia mayor que la de los escribas y fariseos. Para entrar en el reino de Dios es necesario nacer de nuevo, esto es, nacer del agua y del Espíritu. El reino de Jesús no es de este mundo. Los reinos del mundo se establecen por la lucha y la guerra; el de Cristo se establece por la paz y la concordia.
Por otro lado, el que infrinja los mandamientos será muy pequeño en el reino de Dios. Ser muy pequeño significa no entrar en él. Los que pecan y hacen pecar serán arrancados del reino. El principio del pecado es antagónico al carácter de Dios. Es muy difícil que los ricos entren en el reino de Dios. La riqueza material crea egoísmo, y este no entra en el reino de Dios. El que mire hacia atrás, después de poner la mano en el arado, no es apto para el reino de Dios. Implica que tiene otros intereses más importantes.

Suscribirse a:
Comentarios (Atom)